lunes, 29 de julio de 2013

CÓMO MANEJAR LAS MENTIRAS DE LOS ADOLESCENTES

CÓMO MANEJAR LAS MENTIRAS DE LOS ADOLESCENTES


- Cuando lo vea robando o diciendo mentiras, no reaccione de manera violenta, esto sin duda puede agravar las cosas y generar dos actitudes igualmente contraproducentes, que se aísle o que se rebele. Asuma una actitud tranquila y calmada, no entre en pánico.
- Indague por los motivos que lo condujeron a tener esta actitud, recuerde que hay muchas razones por las cuales un adolescente incurre en estos actos, no necesariamente tiene que ser lo peor.
- Pregunte si otras veces lo ha hecho, averigüe con discreción si en el colegio ha habido incidentes parecidos donde él se ha visto involucrado y conozca sobre las amistades que frecuenta. A veces estos comportamientos son reforzados en el grupo como actitudes de riesgo que les aumenta la imagen frente a los otros.
- Acuda al diálogo pero no lo ponga contra la pared para que diga la verdad. Exprese algo como que usted espera que él reflexione sobre lo que hizo, y puedan hablar en un momento determinado sobre esto, para tomar algunas medidas, como devolver lo robado, enfrentar la situación con la verdad u ofrecer disculpas a alguien.
- No lo juzgue como mentiroso o ladrón, refiérase específicamente a la acción inadecuada que tuvo y no a él como persona. No lo descubra en público, ni lo amenace, esto aumentará su rebeldía, además de que le genera rabia y resentimiento. Así mismo, evite la ironía y los comentarios de doble sentido.
- No lo trate como si fuera un delincuente, esfuércese por no perder la confianza en él y darle la oportunidad de corregir estas conductas, alabe el esfuerzo que hace en este sentido.

- El castigo no debe ser utilizado para evitar o corregir la mentira, porque en la mayoría de las ocasiones, para evitarlo, los niños y los jóvenes terminan por aprender a perfeccionar la calidad de sus mentiras.

lunes, 1 de julio de 2013

DELINCUENCIA JUVENIL Y CONTROL SOCIAL

DELINCUENCIA JUVENIL Y CONTROL SOCIAL.
Una aproximación crítica desde los discursos del Derecho y los mecanismos de exclusión social

Por Cristina Jiménez.



Por regla general los períodos de crisis social, económica y política han adquirido un tinte apocalíptico y definitorio para los observadores en ellos involucrados. Actualmente no suele haber controversia alguna respecto a que está sucediendo un proceso de profunda crisis social, política, económica y cultural. Pero el  término “crisis” suele ser ambiguo. Tomado originalmente de la práctica de la medicina en donde remitía como significado a un cambio en el estado del enfermo, se ha convertido en una noción lo suficientemente polémica como para adquirir significaciones diversas y hasta encontradas si tenemos en cuenta que puede implicar tanto un sentido de transición como de corte y ruptura, puede ser tanto un concepto analítico como una valoración, o puede entenderse como un momento de liberación y estallido de las contradicciones que ya estaban en conflicto o como un mecanismo de reajuste del equilibrio social. Periódicamente en su sentido original, en la medicina, crisis significaba resolución mientras que en nuestra percepción general significa lo contrario: indecisión. Si se puede “medir” la crisis por indicadores tales como el empeoramiento en las condiciones generales de vida (desocupación, conflictos sociales, etc), o por el imperio de la anomia (incremento de conductas transgresoras y delitos), no hay duda de que uno de los aspectos que implica la noción de crisis, a saber la presencia de una perturbación, se cumple y en demasía. Respecto a las causas, la naturaleza y la perspectiva evolutiva de esta crisis es materia de debate en lo que hace a su comprensión, y de actos y conductas para las instituciones y sujetos sociales según sean sus intereses.

Es nuestra intención en estas notas referirnos a cuestiones referentes al incremento de delitos violentos contra la propiedad y las personas cometidos por jóvenes y adolescentes, la categorización que se hace desde el Derecho y el sistema legal, así como desde el campo de las ciencias sociales que, en este caso, se configuran como un entorno productor de discursos para-jurídicos y la respuesta institucional del Estado (la policía, la ley y el sistema penal). Está claro, según las consideraciones hechas al comienzo, que el incremento de este tipo de delitos es una de las expresiones del aumento de los delitos generales de todo tipo, expresión, por otra parte, de esa anomia generalizada y de la crisis social de conjunto. De manera que si se pretende una comprensión mas o menos cabal de esta problemática hay que remitirse a ese contexto general que la envuelve. Consideraciones al respecto se hizo en otro lugar y forma parte de una investigación en curso, ahora vamos a acometer algunas aproximaciones a la cuestión del control social, el sistema de justicia (el sistema penal) y la vulnerabilidad social (problemas de identidad y subjetividad) en los grupos de jóvenes delincuentes.












Investigadora en el Centro de Investigaciones Sociológicas. Facultad de Derecho. Universidad Nacional de Tucumán.(ARGENTINA)