miércoles, 26 de junio de 2013

El Robo Y Las Mentiras De Los Adolescentes

El Robo Y Las Mentiras De Los Adolescentes

Los adolescentes roban y mienten por muchas razones, para desquitarse de los padres cuando sienten que han sido tratados injustamente, por reacción frente a algún evento que los agreda y también, a su vez, como muestra de agresividad. Lo hacen en muchos casos para ganar aprecio y aprobación de sus compañeros; algunos por rebeldía o para confirmar su oposición a la autoridad. Pero otros expresan con estas conductas inadecuadas una demanda de afecto y atención, así como falta de seguridad en sí mismos o baja autoestima. Algunos recurren a la mentira para evitar los castigos, para ganarse la admiración de los demás o no parecer menos que ellos y evitar así ser rechazados.  Igualmente, el miedo puede inducirlos a actuar de este modo. Además robar puede ser una aventura porque a los adolescentes les fascinan los riesgos. Deciden apropiarse de lo que les gusta, por estar a la moda, hurtan cosas de los supermercados o le extraen objetos a sus compañeros.
La mentira y el robo están asociados a otras conductas como huir de casa, así como también, en otros casos, al uso de drogas o alcohol o al abuso de la sexualidad. La mayoría de las veces un joven que tiene estas actitudes requiere ayuda y comprensión. En realidad la honestidad y el aprecio por la verdad son valores que se forman desde la infancia a través del ejemplo y de las actitudes de los padres y constituyen los pilares básicos del comportamiento del adolescente. Muy seguramente un niño que ha experimentado que en su familia las situaciones cotidianas, los problemas y dificultades se enfrentan de manera franca y sincera, aunque las consecuencias no sean las mejores, tendrá mayores probabilidades de ser un adulto íntegro. Por ejemplo, los niños aprenden de las disculpas o mentiras que utilizan algunos padres para eludir compromisos sociales y lo extienden para evitar las tareas que les son desagradables.

lunes, 3 de junio de 2013

Jóvenes delincuentes, ¿victimas o victimarios?



 Con cierta frecuencia escuchamos noticias en la prensa con respecto a jóvenes y menores delincuentes que se nos presentan como extremadamente peligrosos y cercanos y ante los que debemos tomar todas las precauciones posibles.
Estas noticias nos presentan a muchachos curtidos y duros, sin emociones, asesinos en potencia, lejanos a nuestras realidades y en muchos casos incomprensibles y ante los que nos preguntamos ¿por qué fueron capaces de cometer tamaña brutalidad? Solemos concluir que no son personas, sino monstruos, que habría que encerrarlos a todos de por vida, cuando no señalamos que debería matándoles aplicándoles la pena capital. No merecen vivir y son un peligro enorme para todos tanto como personas como sociedad, sorprende además su arrojo y el número tan enorme de actos delictivos que han podido cometer, sugiriéndose en sus historias de vida una impunidad tremenda que nos sitúa en pañales en un mundo peligroso y terrible ante el que solo cabe el miedo y la espiral de respuesta represiva por vía policial.